Hoy 1º de noviembre de 2008, inicio esta página. Aunque algunos amigos ya comentaron antes. Me encontraron porque colaboro en un blog amigo como "Rolito", un Rolito para gente más adulta en "Las fiestass del castillo"
En la cabecera de página, las imágenes, no son más que la expresión de mi deseo. El video musical también es una forma de expresión de mi deseo, el que estoy segura de que ustedes comparten.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un caso de entorno familiar con resultado satisfactorio

Ya comenté que yo solamente hablo desde mi experiencia y mis reflexiones como madre y docente. Cada caso es único, y los presentados en esta página deben tomarse como tales (únicos), los ejemplos dados no pueden tomarse como recetas infalibles, porque cada adulto también es único y está influenciado por sus propias circunstancias. Incluso dentro de una misma familia puede haber experiencias felices y otras que no lo son. Todo depende de las circunstancias de cada niño: si fue deseado, si fue esperado, si llegó en un mal momento o en uno bueno, si es el hermano mayor, si es el menor o es el del medio…

Todos sabemos que hay expresiones de los adultos que marcan el desenvolvimiento del niño. Expresiones como: “Dejalo… ¿no ves que es chiquito?...”, “¡Qué vergüenza! ¡Vos sos el más grande!”. Y probablemente, el más grande, a la edad de ese más chiquito, se hacía cargo de su hermanito, probablemente, a edad mucho más temprana que la de su hermanito, había dejado de tener los privilegios del hermanito menor; privilegios que muchas veces perjudican en lugar de favorecer, privilegios que muchas veces retrasan el aprendizaje, a causa de una excesiva tolerancia.

Los casos aquí presentados deben servir, no para imitarlos, sino para reflexionar sobre ellos y obtener así nuestras propias ideas (las mejores posibles) sobre cómo conducirnos con los chiquitos. Hay infinidad de casos de buenos resultados sin que ninguno se parezca al otro. Cada quien, adaptará estas experiencias a las propias. Ahora presentaré un caso en donde los resultados fueron los deseados.

Quienes no somos profesionales de la psiquiatría o de la psicología sólo disponemos del sentido común, o de experiencias ajenas o de lecturas informativas, para formar nuestro criterio sobre la forma de conducirnos con nuestros hijos. Debemos tener cuidado con nuestras emociones personales a la hora de educar a los niños y vigilar mucho a todo el que pueda dirigirse a ellos conducido por sus propias emociones. Muchas veces la exteriorización de éstas puede ser nefasta para los chicos.*

4º caso: Mi experiencia: Desde que Aníbal era muy bebé, observé su gran necesidad de estar con otros niños, posiblemente porque le resultaba muy difícil. Por eso mi insistencia en enviarlo al jardín de infantes a edad muy temprana.

Hay un límite de edad para el ingreso a la formación preescolar sistemática y programada. Ese límite es desde los tres años cumplidos, en nuestro país.

Yo considero que este límite debería ser más flexible. Hay niños que necesitan iniciar esta etapa, antes de cumplir los tres años, ya sea porque tienen la madurez necesaria o por sus necesidades de compartir sus juegos. Y estas condiciones deberían tenerse en cuenta, según mi humilde opinión. No debería desperdiciarse el tiempo que resta para tener la edad necesaria, y desaprovechar los logros que pudieran alcanzarse en ese lapso. Pero desgraciadamente hay pocos establecimientos que se ocupan de los niños en situación de recibir la formación, en los diferentes niveles, antes de la edad estipulada. Edad que queda fijada porque la edad promedio de la madurez necesaria es ésa. Pero es edad promedio, quiere decir que hay niños que maduran antes y otros que maduran más tarde. Tanto unos como otros, se ven perjudicados por esta inflexibilidad, Cada chico tiene su ritmo. El adelantado se aburre y se retrasa y el que tiene un ritmo más lento, no consigue estar a la par de sus compañeritos y cada vez se encuentra más perdido.

Cada padre sabe las necesidades de su hijo, pero no debe dejarse llevar por la ansiedad de verlo crecer y madurar antes de tiempo. Y mucho menos, debe dejarse llevar por la necesidad de competir con otros padres acerca de cuál de los niños es más maduro o más capaz de aprender, o cuál de ellos sabe resolver más situaciones o tiene más memoria. También la sobre exigencia puede ser nefasta.

El caso es que Aníbal ingresó en la educación preescolar a los veintisiete meses y no a los treinta y seis o más, pese a que muchos allegados me decían que se cansaría de tanta escuela y que fracasaría en su educación en los niveles siguientes; y pese, también, a que me decían que era más conveniente que fuera a un jardín maternal en donde según mi opinión, no estaría a gusto porque era muy activo, curioso y analítico y necesitaba canalizar, cosa que no podría hacer en un jardín maternal, en donde los pequeños son cuidados como en su casa, antes de la etapa preescolar, y duermen la mayor parte del tiempo (Aníbal se hubiese aburrido al no tener con quién jugar, y probablemente, hubiese dado mucho más trabajo y ocasionado inconvenientes de disciplina).

La experiencia fue satisfactoria, le hacía falta.

Hay que aprovechar todo lo que los hijos nos muestran de sí mismos. Yo observé la necesidad de estar con otros niños, el muy buen manejo del lenguaje y el control de esfínteres (control de sus necesidades, sin ensuciarse y dar trabajo extra a la maestra).

Jamás le puse el jardín como penitencia, hubiese terminado detestándolo. Al contrario, sabiendo cuánto le gustaba concurrir, se lo ponía como premio (los primeros días de clases, lloraba y se aferraba a la maestra, a la hora de la salida; al revés de la mayoría de los niños, que lloran al entrar. Hasta que aprendió que hay un horario para que la maestra los reciba y un horario para el descanso de ella). Y muchas veces me sirvió para resolver algunos problemas de conducta, al no dejarlo concurrir, algún día, por haberse portado mal.

Toda la etapa preescolar de Aníbal transcurrió felizmente. Logró los mismos progresos de cualquier niño de su jardín, y fue escolta de la bandera en el primer año. Egresó de esta etapa, con un muy buen adiestramiento para iniciar su educación básica. Fue muy buen alumno en ella, igual que en el nivel medio. Egresó como técnico superior en programación, de la Universidad Técnica Nacional; becado y con el mejor promedio. Actualmente cursa un año más, también becado y con el mejor promedio; para obtener el título de técnico superior en sistemas. Desde los dos últimos años de su educación media, trabaja y costea sus propios estudios, además de colaborar económicamente, en el hogar.

No hubo ninguna fórmula mágica para llegar a éste resultado, sólo:

Dejarlo ser. Dejarlo ser persona. Respetar sus gustos e inclinaciones y alentarlo, y apoyarlo en los momentos difíciles, no hacerlo competir con sus compañeros ni compararlo; explicándole, eso sí, que si otro puede, él también; y que nada o muy poco se logra sin esfuerzo. No permitir que quede enredado en conflictos familiares en los que él no tuvo ninguna participación.

Explicarle que hay prioridades en la vida, que lo primero es su futuro, antes que cualquier fiesta o salida y que una vez que tenga su futuro asegurado, podrá disfrutar más plenamente de esas cosas.

Hacerlo responsable de sus actos y de las consecuencias de ellos. Nada de todo esto se logra sin el ejemplo de los mayores. Todo lo que esperamos de nuestros hijos, debe observarlo en nosotros.

Hacerle saber que su futuro también es nuestra prioridad, y eso es imposible si recibimos amigos hasta tarde en vísperas de días hábiles y lo obligamos a ir a la escuela “maldormido”. Tampoco es posible si recibimos gente un día en que el necesita tranquilidad para preparar un examen, o lo obligamos a visitar parientes en las mismas circunstancias.

Tratarlo con respeto, pero con firmeza. No contradecirnos con nuestras reglas. Y sobre todo: lograr que sienta que esa firmeza es por amor a él y no para fastidiarlo.

* Queda planteado el tema de las emociones de los adultos y cómo pueden favorecer o dañar el desarrollo del niño, para una entrada futura.

"POR UNA INFANCIA FELIZ, PARA UN MUNDO MEJOR"

ELIZABETH




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